jueves, 29 de diciembre de 2011

Retratos

















Otoño





Collages

























Miradas







DIBUJO AL NATURAL


Círculo de Bellas Artes de Madrid y Talleres de arte de Copenhague



Madrid
Otoño - Invierno, 2011


























Copenhague
Otoño-Invierno, 2010


















sábado, 3 de diciembre de 2011

LA BELLA MENTIROSA (Jacques Rivette, 1991)





El proceso creativo de una obra de arte es un viaje personal e íntimo, que puede alargarse en el tiempo, sufrir altibajos o nunca despegar; un ensayo y error continuo en busca de la inspiración dentro de uno mismo. Este recorrido interior del artista Frenhofer en "La bella mentirosa" arrastra a la modelo Marianne hacia una aniquilación de su persona, el pintor la utiliza como mero instrumento de trabajo, la maneja como un bodegón al que cambia elementos y posiciones, sumergido y cegado en la obsesión de encontrar el alma de la modelo. Abatido por su falta de inspiración, abandona; pero Marianne se rebela, cansada de ser un un objeto usado a su antojo, reivindicando sus propios movimientos, sus posturas naturales mucho más sugerentes, cambiando de esta forma los roles en la relación pintor-modelo y convirtiéndose ella en el sujeto dominador. Frenhofer se rinde ante la naturalidad de las nuevas posturas y va descubriendo lo que tenía dentro, desnudándose ante el lienzo y creando, por fin, su obra maestra: "La bella mentirosa".


Rivette demuestra ser un maestro de la luz, dibujando con la cámara, las luces y sombras que resbalan por el cuerpo curvilíneo y desnudo de Emmanuelle Béart. Es una pena que Rivette no eligiera una mano más experta, que hubiera hecho de los planos secuencia en que boceta, dibuja y pinta, momentos de mayor placer e intensidad creativa para el espectador que se deleita con la práctica de la pintura, con una mayor evolución en la calidad de los cuadros, a medida que se aproxima a su máxima inspiración.


Asumiendo que ha creado una obra de arte, nos presenta la reflexión sobre el destino de la misma, ¿qué pasaría si la verdadera obra se mantuviera escondida a ojos de la sociedad y de la Historia? La obra que tanto le ha costado parir a Frenhofer, que él mismo dice que debe haber sangre en el proceso de creación, queda emparedada por el artista para la eternidad. Y finalmente el cuadro que presenta al galerista como resultado de su trabajo, es un cuadro cualquiera. Pero no importa, ya que el comprador no cuestiona la valía de la obra, para él no es más que un mero objeto de consumo.

jueves, 17 de noviembre de 2011


PINA 3D (Win Wenders, 2011)
La danza del alma humana 


La danza contemporánea de la coreógrafa Pina Bausc, poesía visual que retratando el alma humana, la fragilidad, la soledad, la impotencia, la alegría, el amor... a través de los íntimos movimientos de cada bailarín; Pina les abría la puerta de la creación propia para que se movieran como ellos sentían, les guiaba en una creación conjunta.

Wim Wenders nos lo muestra con imágenes realmente emocionantes, hay momentos impactantes de belleza y armonía con el espacio arquitectónico, urbano o natural que estremecen por su fuerza y pasión. La maravillosa y delgada piel de hormigón agujereada por Kazuyo Sejima que abraza a los bailarines o la caja de vidrio que deja penetrar la naturaleza en su interior son sus más sugerentes escenarios, y recursos como el uso de la lluvia artificial y el suelo de tierra dentro del teatro hacen de la danza, materia.

Pero el ritmo y el montaje del documental hacen que pierda el encadenamiento de ese elevado estado al que te transporta momentáneamente decayendo su fuerza. El recurso del 3D no me parece necesario en esta película, a no ser que se hubiera usado de forma más atrevida, introduciéndonos entre los bailarines y sintiéndolos a nuestro alrededor. Hay profundidad espacial de la pantalla de cine hacia dentro, pero apenas hacia el espectador. Con el cartel de Pina 3D me ha ocurrido como con algunos proyectos de arquitectura, algunas imágenes son tan sugerentes que prometen una obra que no es.






Zollverein School of Management and Design, Alemania
Sejima y Nishizawa- Estudio de arquitectura SANAA de Japón


martes, 15 de noviembre de 2011

MELANCOLÍA (Lars von Trier, 2011)
Depresión y fin del mundo



Unas poderosas imágenes ralentizadas y de gran belleza, subrayadas por una potente música, nos introducen en un estado de ánimo de extrema sensibilidad hacia el mundo interior y hacia el Universo, anticipándonos  la inminente destrucción de la Tierra por el choque con el planeta Melancolía. Manteniendo las reminiscencias del Dogma, cámara en mano y desenfoques encadenados, Lars von Trier nos presenta una lujosa boda entre Michael y Justine, llena de momentos políticamente incorrectos que van dinamitando la fiesta deliberadamente y desenmascarando la hipocresía entre familiares. 

El sufrimiento interior de la protagonista se va haciendo cada vez más fuerte, su estado depresivo y melancólico pende de un hilo, su fragilidad es desmesurada y sus ganas de vivir se van apagando poco a poco, perdiendo incluso las fuerzas necesarias para levantar el pie y meterse en la bañera. El director ha afirmado que Justine es su álter ego, al encarnar su depresiva visión de la vida. Su hermana Claire cuida de ella, en el mismo lugar en que se celebró la fiesta donde vive con su hijo y marido podrido de dinero, que ha pagado la desastrosa boda. Al mismo tiempo que vemos la preocupación de Claire por la salud de su hermana y su amor hacia su niño, nos muestran el desasosiego de ésta por el fin del mundo, en contraste con la indiferencia de Justine hacia la vida y la tranquilidad al sentir el fin de todo tan cerca; nadie nos echará de menos en el Universo, porque estamos solos.

Lars von Trier se aleja de la abstracción absoluta de Dogville, para querer incorporar torpemente demasiados elementos de distinta procedencia, como ese toque paranormal y mágico de Justine al decir "yo sé cosas..." sobre la inexistencia de vida en el Universo y al adivinar el número de alubias de un frasco. La escena final del Apocalipsis es tan potente y espectacular como artificiosa, pero te arrastra irremediablemente hacia el otro lado de la pantalla, entras en esa realidad mediante una hipnosis visual acompañada por una apocalíptica música in crecendo de una fuerza y volumen exagerado que hace vibrar el cine entero, finalizando con un gran estruendo que se siente muy dentro, todavía después de unos segundos de oscuridad; la oscuridad que deja la nada.


Una mezcla de referencias me llegan a la memoria al ver ciertas imágenes de Melancolía:



La escena de la fiesta tanto por sus colores e iluminación, como por el baile de la cámara entre los invitados recuerda, sin lugar a dudas, a Celebración de Thomas Vinterberg.

Y no solo en la forma, también imita la intención de esas confesiones descaradas en público de boicotear la fiesta.











El escenario exterior recuerda a los jardines de estilo francés de El año pasado en Marienbad de Alain Resnais, así como su disposición simétrica respecto del palacio, en este caso de la mansión de recreo.


Lars von Trier filma los paseos de los invitados entre los recortados árboles alineados desde la misma perspectiva.







Y con ansias desbordadas de querer mostrar a toda costa la imagen exitosa de las dos Lunas en la noche, nos la muestra desde puntos de vista opuestos. 


Y nuestra Luna solo se puede ver mirando hacia el Sur.













Quizás el tema de fondo haya sido inspirado por Sacrificio de Andrei Tarkovski donde una familia encerrada en una aislada mansión espera y teme una guerra que provocará la destrucción y pérdida de toda posesión material y espiritual. 


Se repite la figura del niño y de una mujer que se vuelve histérica por miedo a lo que vendrá.







Claro que la visión apocalíptica de Tarkovski y von Trier es completamente distinta, si bien uno sufre por la incertidumbre desde una visión existencialista, el otro es indiferente a la destrucción del mundo desde una mirada deprimente y melancólica de la vida.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA FRONTERA DEL ALBA (Philippe Garrel, 2008)



Con un blanco y negro que perfila minuciosamente los rostros en primer plano, los espacios de las habitaciones de sábanas arrugadas y los sentimientos más profundos, los miedos y el desgarro interior de pasiones incontrolables.

Miedo a lo convencional, a enjaularse o encasillarse en un esquema de vida impuesto desde fuera y no lo que fluye de forma natural en su vida, una confusión de sentimientos de amor indescifrables e imposibles de definir con palabras. Perdido en un mundo que no es capaz de entender, ni de entenderse a sí mismo. Lleno de angustias por el pasado, el ahogo del presente y el miedo al futuro, cobardía y confusión al mismo tiempo. Arrastrado por su mente, por la perdición de no saber lo que quiere o saberlo y darse cuenta demasiado tarde...

Philippe Garrel nos acerca al mundo de las relaciones amorosas con unos temas tan íntimos como cotidianos, entremezclados con ese tono trágico de suicidio recurrente en sus películas. Su característico estilo marcado por una fotografía en un blanco y negro exquisito acompañado con una sugerente música de violines da forma a la carga sentimental que nos plantea de dudas e inseguridades sobre el amor y la vida.

Los tormentos que asaltan al protagonista al final de la película, sus miedos a esa vida decidida de antemano por otros, mezclados con el remordimiento de no haber amado lo suficiente, de haberse comportado injustamente con Carole, su anterior amor, los muestra mediante apariciones fantasmales de ésta en el espejo donde Françoise se mira desesperado, ¿es necesario que los fantasmas mentales se aparezcan en el reflejo de un espejo? Queda un tanto forzado, comparado con la naturalidad y maestría del tratamiento que Tarkovski da a la representación de la mente en Solaris. Perdonado este detalle nos queda un delicioso fresco de sensaciones que merece mucho la pena disfrutar.







"LA LEY DE LOS LIMPIAPARABRISAS"
El amor es así: 
Cuando uno se acerca, el otro se aleja.
Cuando el otro se acerca, el opuesto se aleja

sábado, 22 de octubre de 2011

OTEIZA Y EL CINE


Jorge Oteiza 1908-2003
Mesa redonda en el Museo Reina Sofía, 20 de octubre de 2011
Participan: Víctor Erice, Javier Aguirre y Paulino Viota



El moderador Fernando Golvano presenta a los tres ponentes como cineastas outsiders que han mantenido durante sus vidas una constante huída del cine comercial.

Javier Aguirre conoció a Jorge Oteiza en el cineclub San Sebastián. En el coloquio posterior a la proyección de una película, Javier fue el único que había seguido los planteamientos teóricos del artista y se atrevió a contradecirle. Oteiza se extrañó ante la inesperada respuesta por parte de alguien del público y con su característico genio entabló una malhumorada discusión con él. Así es como surgió una amistad llena de altibajos entre ambos.



Paulino Viota no conoció a Oteiza personalmente, pero le influyó desde joven cuando iba a Bilbao al cineclub FAS (según él el más antiguo de toda la Tierra) para saber más del artista del que tanto se hablaba por entonces. Víctor Erice también frecuentaba el cineclub San Sebastián, pero fue en el cineclub de Irún donde coincidió con el escultor, del que admira profundamente sus reflexiones sobre el arte, la vida, la educación, el hombre y la muerte:

Las ideas de Oteiza sobre el vacío como una solución existencial o victoria frente a la muerte. La educación como una vía de encuentro para educar la sensibilidad de la sociedad, mediante relaciones espirituales hacia el arte. Según palabras del artista, si el hombre consiguiera deshacerse de la angustia que le produce su propia muerte, encontraría su lugar en la sociedad. Su proyecto cinematográfico, la película Acteón, no tiene éxito; Oteiza se pierde en un lenguaje que no domina. Encuentra el fracaso en muchos de sus proyectos, la incomprensión; pero es parte de su poética, según Erice, el fracaso social y no el artístico. Pero en su aventura cinematográfica no consigue traducir sus ideas artísticas a la gran pantalla por su desconocimiento de la compleja técnica que supone el cine. Como decía Godard, el cine no es ni un arte, ni una técnica, es un misterio.